Luego, fui a desayunar mientras pensaba en todo lo que me había dicho aquella voz. ¿Quién era realmente aquél hombre? Sin duda, seguramente era producto de mi imaginación.
Volví a concentrarme en la pantera, ese era otro problema que no había olvidado, ¿dónde estaba? Tenía un montón de preguntas y todas sin respuestas, ¡Dios, que confusión!, me apresuré a la cocina para ver si estaba abajo Elena preparando el desayuno.
De camino a la cocina, escuché un extraño sonido que provenía del sótano. Intenté ser valiente y me dirigí a él. Bajé los escalones cuidadosamente, oyendo cómo mis pasos retumbaban sobre el eco de la pared. A cada paso que daba, más fuerte se oía aquél sonido. No podía identificarlas, pero estaba segura de que estaban rasgando la pared. Terminé de bajar y me encontré con lo que menos me esperaba: Gwin estaba allí, esa pantera que tanto extrañaba.
Rápidamente subí en busca de Elizabeth y me dirigí a su cama silenciosamente.
-¡Elizabeth!-exclamé en un susurro apenas audible.
-¡¿Qué quieres?!,¿estás loca?-preguntó sobresaltada.
-¡Ven conmigo!-dije mientras la cogía de la mano.
Mientras la llevaba arrastrándola al sótano, me encontré con Jude.
-¿Qué hacéis?-preguntó Jude.
-Vamos al sótano-respondí.
-Pues voy con ustedes, porque a las damas indefensas hay que protegerlas-dijo Jude.
-¡Qué gracioso!-exclamé.
Nos dirigimos los tres al sótano y bajamos.
De repente, todo se quedó en silencio y sólo se oían las respiraciones entrecortadas de Elizabeth y Jude.
-¿Es esa la pantera que decías?-preguntaron al unísono.
-Sí...-dije.
-Siento no haberte creído...-dijo Elizabeth.
-No pasa nada, yo tampoco dí muchas explicaciones...-dije.
-En realidad, yo te creía...-dijo Jude.
-Claro que sí...-dijo Elizabeth.
-Pues es verdad-respondío Jude.
-¡No!-exclamó Elizabeth enfadada.
-¡Basta ya, chicos!-grité.
Nos acercamos a la pantera, pero vi que era muy diferente a la primera vez que la vi.
Estaba...¿rara? No sabía cómo definirlo....
Continuará...
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