sábado, 21 de enero de 2012

Relatos

La Joven y el Dragón
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Koly estaba harta de como la trataban en el colegio. Las niñas no querían saber nada de ella, a veces pensaba el porque la odiaban. Por suerte, vino una niña nueva al colegío llamada Samanta. Ambas se hicieron muy buenas amigas, aunque las continuos insultos de las niñas no cesaban, cosa que a las dos no les importaban. Un día que volvían de la biblioteca, cuando Samanta se despidió de ella, no pudo evitar un escalofrío por su espina dorsal, era como si alguien la estuviera observando. Aceleró el paso. En las calles sólo se escuchaba el eco de sus zapatos y otras más detrás de ella. Miró sobre su hombro de reojo y vio como unas figuras femeninas. la perseguía.
-¿Qué querrán de mí?- su pregunta se escuchó como un susurro, llevandosela el frío viento de la noche.
Koly no lo dudó más y echó a correr por las calles de la ciudad. Lass figuras, al verla correr, la siguieron. No podía aguantar mucho corriendo, le pesaba mucho la mochila por los cuantos de libros que cogió de la biblioteca. A pocos minutos, las sombras que la perseguían le pisaban los talones, Koly estaba asustada. ¿Por qué nunca me dejan en paz?- pensó. Cuando una de las manos de las chicas la iba a coger, rápidamente se escuchó un fuerte ruído procedente del bosque. La calle estaba más silenciosa que antes, ni los ecos de los zapatos de los que se encontraban allí se escuchaban. De nuevo, se escuchó el ruidó, pero con más intensidad. Las chicas que la perseguían a salieron corriendo de miedo, pero Koly no sabía que hacer, lo mejor salir corriendo como las otras. Pero ella fue diferente, no salión corriendo sino que sentía curiosidad en saber de donde procede aquel grito, en el bosque. Miró tras ella, las chicas se fueron. Luego, comenzó a andar rumbo al bosque, para verificar de dónde procedía el ruido. Solo esperaba que no fuera en la casa de ella y su tía, que estaban situada en el bosque.
Una vez en el bosque, Koly escuchó otro ruido identificandolo. Era como un rugido, demasiado fuerte para un animal cualquiera. Siguiendo aquel rugido, caminó al bosque a paso ligero sin miedo a caerse. Con cada paso que daba, aquel sonido se hacía más fuerte. Llegó a una llanura donde los árboles la rodeaba. Lo que le sorprendió a Koly, fue algo gigantesco tumbado sobre el césped. Los rugidos apenas se escuchaba. La luna se alzaba sobre el cielo, mostrando con su luz a una criatura que ha Koly le costaba creer que existiera y la tenía delante. !Es...es un dragón...¡- pensó asombrada, mientras se acercaba a la criatura tumbada sobre el césped. El dragón parecía dormido y no pareció percatarse todavía de su presencia.
El dragon era de color rojo oscuro, como la sangre al secarse y en sobre su cabeza tenía dos cuernos puntiagudos y gruesos. Por las línea de su mandívula la decoraba con cuernos iguales a los de la cabeza solo que más pequeños. Sus grandes alas estaban desplegadas sobre el césped. Koly miró a la criatura con dulzura y asombro. Parecía tan indefensó, apesar de lo grande que era, no le daba miedo se intimidaba por su tamaño. Sin miedo, Koly elevó su mano y la acercó hacía la cabeza del dragón. Rozó su piel cubierta de escamas rojas y sintió lo sueves que eran y lo siguió acariciando.
-Espero que no esté muerto...-susurró para ella.
Al susurrar aquelló, el gran dragón abrió sus ambares ojos lentamente. Pudo ver a otra criatura a su lado, nada más y nada menos que una humana. El dragón parecía como asustado y enfadado. Movió la cabeza intentando levantarse, pero no podía por mucho que lo intentara. Entonces vio como la humana le siguió acariciando sin miedo intentando tranquilizarlo, cosa que lo relajó y le hizo entender que no tenía motivos para hacerle daño. En ese momento, tanto dragón como humano, se sentían como unidos. Koly, sin saber porqué, se sentía feliz a esa extraño lazo entre los dos. Miró la pata delantera del dragón, estaba sangrando, aunque a lo mejor se había confundido con su color. Sin dejar de mirar al dragón, se acercó más, hasta acomodarse entre el final de su cuello y su pata herida. Dejó en el suelo la mochila y sacó unos pañuelos para intentar curar su herida, pero con pañuelos no servían de nada. Necesitaba algo más grande. Entonces, se quitó su chaqueta y la envolvió alrededor de la herida, provocando un leve gurñidito de dolor del dragón. Koly terminó de atar su chaqueta y se quedó tumbada sobre el cuello del dragón para no dejarlo solo. Se sorprendió al acceder a quedarse. Si fuera como los demás, no estaría haciendo esto. Cuaquier persona que no fuera ella... ¿Qué hubiera hecho?. Seguramente llamar a todo el mundo advirtiendo sobre una bestia mística que solo se contaba en leyendas, existía. Otra, pero esta era peor, era matarlo. Siguió acariciandolo sintiendo de nuevo la suavidad de sus escamas. El dragón volvió la mirada a la humana, conocía a esas criaturas odiosas, pero un humano ayudandolo no podía creérselo. Pero la mirada de aquella joven desprendía cariño y dulzura. 

Tanto la Joven como el Dragón sentían algo mutuo que no conocían, aun....
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¡Saludos! Espero que os haya gustado.

2 comentarios:

  1. Si, me gusto.
    Me encantan las historias con dragones.




    ¡Salu2!

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  2. ¡Muchas Gracias Siara! Me alegra que te guste. XP
    Lo saqué de un sueño, aunque hay más cosas pero quise hacerlo relato, lo demás puede que haga en su momento un libro.

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